Cuando se habla del liderazgo en los centros educativos como una de las claves en el éxito escolar, las últimas tendencias hacen hincapié en el contexto como elemento diferenciador. En este sentido, los centros inmersos en contextos desfavorecidos constituyen uno de los entornos más desafiantes para el desarrollo de las funciones directivas.
Para referirnos a estas escuelas e institutos no existe una denominación única y aún es, por desgracia, habitual oír eufemismos o expresiones caducas, que incluso pueden albergar connotaciones despectivas. Lo cierto es que, en general, son centros educativos muy diferentes entre sí, que tienen en común una característica:
que se hallan en entornos sociales desfavorecidos y que sufren las consecuencias de la segregación residencial interna de los municipios (…) y son el resultado de años de procesos de estigmatización y de guetización social que han afectado negativamente a la consolidación de su demanda y, especialmente, a su heterogeneidad. (Síndic de Greuges, 2020, p. 7)
En Cataluña, se parte de una clasificación en la que se tienen en cuenta indicadores como las condiciones socioeconómicas y sociales del entorno y de las familias o el número de alumnos con necesidades de apoyo educativo, entre otros. El resultado es una relación de centros ordenados en función de su complejidad. Según datos de 2019 del Departament d’Educació de la Generalitat de Catalunya, existen 330 centros públicos de Primaria y/o Secundaria, que tienen la consideración de Centros de Máxima Complejidad (CMC). Estas escuelas e institutos representan un 14,5% del total y se enfrentan día a día a desafíos complejos y retos definidos por sus características específicas, que dificultan la igualdad de oportunidades y, en definitiva, el éxito escolar.
Las leyes educativas españolas, en consonancia con las actuales tendencias internacionales, definen el éxito escolar desde perspectivas competenciales multidimensionales que requieren abordajes instructivos, organizativos y relacionales altamente complejos. Sin embargo, dicho éxito se cuantifica, cada vez más, a través de indicadores asociados a evaluaciones externas estandarizadas, como PISA y TALIS, que tienden a simplificarlo a uno o varios indicadores que, generalmente, no tienen en cuenta el desarrollo integral del alumnado. Si el alumnado proviene de CMC, se agrava aún más la situación, porque deberían considerarse muchos más factores para valorar el éxito escolar, entre los que destacan las desigualdades socioeconómicas, las necesidades identitarias y culturales y las condiciones en las cuales se desarrolla el alumnado –individual y colectivamente– en riesgo de exclusión.
Todos estos aspectos requieren más investigación y evidencias, por lo que el proyecto de investigación que presentamos a continuación, pretende profundizar en cómo perciben los directores y directoras de estos CMC su función de liderazgo para el éxito escolar. Con este planteamiento, realizamos un estudio mixto –cuantitativo a través de un cuestionario ad hoc, que contestan 128 personas y seguidamente cualitativo a través de 18 entrevistas en profundidad– para poder conocer de primera mano la valoración que tienen los diferentes perfiles de directores y directoras, de CMC y de otros centros, sobre la realidad en la que desarrollan su liderazgo escolar.
A grandes rasgos, las percepciones que tienen directores y directoras, sean o no de centros de máxima complejidad, son similares; pero existen algunas diferencias significativas en los factores los CMC identifican como más problemáticos para su funcionamiento, como el éxito escolar del centro, el compromiso de los alumnos y la colaboración familiar. También citan factores de su labor más positivos que en los centros de menor complejidad, como todo aquello referente a la mediación y la resolución de conflictos, que se tratan con más normalidad por formar parte de su rutina el tratar con estas situaciones problemáticas. Resulta también muy interesante, conocer la percepción de directores y directoras de CMC sobre el compromiso de la comunidad educativa. Por una parte, este colectivo concibe los resultados académicos como un elemento inherente del éxito escolar, ya que son una manera de dar cuenta ante un currículum. Pero, por otra parte, añaden que es de vital importancia tener en cuenta los logros en cuanto a igualdad de oportunidades y derechos básicos. Sin duda, el nivel de compromiso de las familias se ve claramente afectado por los factores socioeconómicos y culturales de las mismas. Por lo que, desde los centros educativos, se realizan grandes esfuerzos para estrechar lazos con las familias con el objetivo de que valoren la educación y formen parte del proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos e hijas.
En cuanto al alumnado, directores y directoras observan que presentan dificultades para comprometerse con su propio aprendizaje, por lo que es esencial estar potenciar la motivación, la inclusión, el autoconcepto positivo y el sentimiento de pertenencia para que se crean capaces de conseguir el éxito escolar, a través de su empoderamiento. Por todo ello, el grado de satisfacción de los líderes escolares de CMC, resulta comparativamente menor, dado que, a pesar de sus esfuerzos y compromiso, los resultados que se obtienen no son los esperados. Identifican, para mejorar esta situación, la necesidad de recursos de todo tipo, pero principalmente, piden herramientas y procesos para organizar adecuadamente estos recursos para dar respuestas eficaces que aumenten el reconocimiento social de sus centros y de su propia figura. Pese a todo, también destacan aspectos positivos de su labor como la alta capacidad de resolución de conflictos y el proceso de aprendizaje constante en su función de liderazgo.
Como conclusión, y dadas las circunstancias en las que se desarrollan estos centros educativos, resulta evidente la necesidad de invertir en mecanismos de colaboración y liderazgo a nivel profesional, así como también en aumentar la participación activa de la comunidad educativa, con la finalidad de conseguir que sientan que forman parte del éxito escolar del alumnado. Consideramos que esto no sería posible, sin políticas educativas de acompañamiento y compensación que tengan en cuenta a todos los miembros de la comunidad educativa y el entorno donde se desenvuelven de una manera holística, con el objetivo de disminuir los riesgos de guetización y segregación inherentes, hasta el momento, a los Centros de Máxima Complejidad.
En el caso de querer profundizar en el tema, el estudio está publicado en el siguiente artículo:
Camarero-Figuerola, M., Tierno-García, J. M., Barrios-Arós, C. e Iranzo-García, P. (2020). Liderazgo y éxito escolar en contextos desfavorecidos: La perspectiva de los directores. Revista de Educación, 388, 167-192. https://doi.org/10.4438/1988-592X-RE-2020-388-451
Cómo citar:
Camarero-Figuerola, M., Tierno-García, J. M., Barrios-Arós, C. e Iranzo-García, P. (2022). La dirección de centros educativos en contextos desfavorecidos: una mirada desde dentro. Blog de RILME [Blog]. http://www.rilme.org/la-direccion-de-centros/